Ermitaños (Derechos reservados)
A ella no le gana nadie contando soledades si las tiene por docenas quizás muchas más que penas y eso… es decir bastante.
Ya no queda un estante de su pobre corazón que le guarde en un rincón Entre tanta remembranza pues no tiene más lugar dónde poner añoranzas de su infancia bien vivida.
Para hacer más colección de tristezas y desdichas hoy ni piensa la opción de analizar qué le pasa. Solo acude al trabajo y de allí hasta su casa.
Convertida en autómata de su propia existencia, nadie tiene ya paciencia de escuchar su explicación, repitiendo la canción que no ha tenido suerte como esperando la muerte se queda siempre en lo mismo, sin ver que es un abismo lo que se ha edificado.
Si mirara en derredor encontraría una sonrisa, él la mira muy de prisa, hasta casi con candor… pues daría cualquier cosa por hacer nacer su amor.
En cambio la ve pasar siempre muy preocupada como tan ensimismada, con enormes cabizbajos… sin ver a quién la observa en camino a su trabajo.
El siente a veces su hielo de miradas escondidas si le ha costado desvelos ensayar con qué palabra, hablará lo que se cuadra si la topa frente a frente.
Ya lo tiene todo en mente… Solo falta el momento en que ocurra el encuentro. Y verán que muy adentro son los dos tan parecidos por estar como ermitaños han seguido en el camino sin ver que pasan los años rechazando las bondades de encontrarse allí mismo y juntar sus soledades…
Nancy Nasr 16-08-11
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