Fueron pocas tus palabras y las mías,
no hizo falta nada más, nuestros ojos se encontraron
y trajeron a la mente ese torbellino de recuerdos.
Ese registro de sensaciones tan placenteras…
la tibieza de un abrazo, el calor de tu mano,
todo aquel río táctil que despertó su caudal por nuestros cuerpos,
a pura evocación, sin habernos rozado siquiera .
Memoria prodigiosa que no dejó escapar ni un sentir, ni un aroma,
que nos trasladó, sin movernos siquiera un milímetro,
a lugares remotos donde la vida nos dio un hálito de felicidad, de paz.
Solo cerrar los ojos y todo estaba allí como entonces, su color, los aromas,
las palabras, la música que nos unió, que supo ligarnos como un beso.
Todo eso que parecía olvidado renació con tu mirada.
Todo lo que alguna vez sentimos el uno por el otro estuvo allí
y como aquella vez… nuevamente lo dejamos ir.
Nancy Nasr
29-11-2014
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